El agua constituye una sustancia vital de todos los seres vivos, sin la cual, no podríamos vivir. Nuestro cuerpo tiene que mantener un balance constante entre el líquido que ingresa a través de la ingesta diaria de líquidos y alimentos, y los egresos. Las pérdidas de líquidos del organismo se producen a través de la orina, la transpiración, las materias y la respiración.

Este balance debe estar equilibrado manteniendo constante los ingresos según los egresos, en caso de falta de agua el cuerpo se deshidrata muy rápidamente. Esta situación puede agravarse en caso de vómitos, diarreas o fiebre, apareciendo la sed, para obligarnos a beber líquidos para que ingrese más agua al cuerpo. Por este motivo se debe beber al menos dos litros de agua por día, dentro de esta cantidad de incluye todo tipo de bebidas y alimentos que la contengan. Algunos alimentos, como frutas, verduras y lácteos contienen gran cantidad de aporte de agua.

Teniendo un buen aporte de líquidos de forma diaria el cuerpo contará con el insumo para controlar su balance hídrico. No hay que esperar a tener sed para consumir líquidos. Con el consumo de 8 vasos diarios es suficiente para asegurar un adecuado aporte de líquidos al cuerpo.